A la hora de invertir, una de las decisiones que toma mayor relevancia es escoger el vehículo de inversión y cómo me preocupo de que sea el más adecuado dentro de todas las alternativas que el mercado financiero ofrece.
Al mencionar algunas, nos encontramos con bonos, acciones, fondos mutuos, fondos de inversión e ETFs, y dentro de cada categoría, un sinfín de alternativas que, si uno no trabaja en el mundo financiero y directamente en inversiones, se hace muy difícil conocerlas a detalle.
Debido a lo anterior es que los fondos mutuos autogestionados han estado avanzando firmemente dentro de los portafolios de los inversionistas y cada vez ocupan un rol más relevante dentro de las carteras de inversión. Como antecedente, en los últimos 5 años, los fondos autogestionados moderados y agresivos en Chile, pasaron de USD 3,1 billions a USD 5,3 billions, lo que representa un 65% de crecimiento.
Al conocer las características detrás de estos fondos, hace sentido el aumento en la preferencia que hemos visto los últimos años, sobre todo cuando nos empezamos a dar cuenta de que llegaron a solucionar varias complejidades que se tenían a la hora de invertir. Las razones son varias, pero si podemos resumirlas serían: autogestión, agilidad y eficiencia.
En primer lugar, la autogestión. Cuando estamos invirtiendo en el mercado, sabemos que hay cambios repentinos debido a los cambios en las condiciones financieras o acontecimientos inesperados. Por ejemplo, si estoy invertido en un fondo mutuo de Estados Unidos y por alguna razón al mercado le deja de gustar esa economía, el fondo no se me cambiará mágicamente y tendré que hacerlo, seguramente, con una previa asesoría.
En segundo lugar, la agilidad. Constantemente pasa que hay un cambio en la visión de un activo y hay que esperar a que la empresa que me asesora me contacte o tengamos una reunión para realizar los cambios en los portafolios, lo que pierde algo que es muy valioso y preciado dentro de las inversiones, que es la agilidad para poder tomar oportunidades y/o reducir riesgos.
Por último, en términos de eficiencias, muchas veces los inversionistas al invertir en una cartera con distintos fondos o instrumentos realizan un cambio de fondo, gatillan impactos tributarios al tener un mayor valor, y donde no están rescatando su plata, sino que solo están cambiando un activo por otro (asumiendo que no están acogidos al artículo 108 de la LIR).
Dentro de la industria financiera, es necesario poder entregar soluciones que le permitan a los clientes simplificar las gestiones que hay detrás de seguir las recomendaciones de inversión y, al mismo tiempo, mantenerse siempre invertido acorde a la visión de un mánager y obtener beneficios tributarios dentro de ese proceso.
Es por eso que, hay que preocuparse de buscar los mejores fondos autogestionados de la industria, ya que los retornos van a depender de las capacidades del mánager y su equipo, y tener consistencia en la rentabilidad en el mediano y largo plazo. Algunos consejos son medir los años de experiencia de la gestora, los premios que ha obtenido el fondo, rentabilidades anualizadas en periodos largos de tiempo, entre otros.