¿Qué son las expectativas de inflación?
Usualmente recogidas por los Bancos Centrales mediante encuestas a los consumidores, empresarios y/o analistas económicos, las expectativas de inflación refieren, como puede ser inferido del término, a lo que los distintos agentes financieros entienden será la inflación en el futuro. Cuando estas expectativas son altas, pueden tener una forma curiosa de convertirse en una “profecía autocumplida”, ya que la posibilidad de un importante aumento de precios a futuro lleva a los distintos agentes a intentar acomodar sus decisiones salariales y de consumo, buscando lograr mayores aumentos de sueldo, y dejando de postergar el consumo ante la posibilidad de que a futuro los precios hayan aumentado significativamente. De esta forma, la presencia de expectativas elevadas puede generar inflación por la vía de los costos (aumento de gastos en salarios) y de la demanda (incremento en el consumo).
¿Por qué son importantes para la política monetaria?
Desde hace ya casi medio siglo, y bajo el supuesto de que las expectativas afectan las decisiones de los agentes, estas han ocupado un factor central en los modelos que intentan explicar las dinámicas inflacionarias, y, en consecuencia, en los modelos de determinación de la tasa de política monetaria. En línea con esto, su rol es enfatizado por la Reserva Federal, que indica que la presencia de expectativas ancladas en un nivel consistente con el objetivo de inflación son claves para alcanzar (y mantener) dicho fin.
Es preciso aclarar que, al hablar de expectativas ancladas, nos referimos a aquellas que son relativamente insensibles a los nuevos datos. A modo de ejemplo, si el público espera que la inflación en el largo plazo sea de 2%, y dichas expectativas se encuentran ancladas, una racha inflacionaria de corto plazo no debería afectarlas. En consecuencia, para lograr dicho anclaje será clave la claridad con la cual las autoridades monetarias transmiten su meta inflacionaria, y la credibilidad y confianza que dichas autoridades generen en el público. Considerando esto, los Bancos Centrales no solo siguen de cerca la evolución de las expectativas de inflación, sino que también dedican considerables esfuerzos a influenciarlas mediante la comunicación de sus objetivos y sus planes de acción para lograr los mismos, es decir, la orientación futura de su política monetaria (forward guidance).
¿Cuáles son las expectativas actuales, y qué nos están indicando?
En la última publicación de su encuesta de expectativas de los consumidores, la Reserva Federal de Nueva York registró un descenso en la inflación esperada en el corto plazo, con las expectativas a un año cayendo al mínimo nivel observado desde septiembre 2021; a pesar de esto, los registros a tres y cinco años se movieron en dirección opuesta, registrándose leves aumentos en ambas estimaciones. Recordando que el último dato inflacionario para Estados Unidos fue de 8,2%, la evolución de las expectativas a un año señala que el público entiende que los aumentos generalizados en los precios van a aminorarse, reflejando, en cierta forma, la confianza en la capacidad de la Reserva Federal para controlaros mediante incrementos sostenidos en la tasa de interés. Cabe destacar, sin embargo, que el nivel de inflación esperado a 12 meses (5,4%) aún continúa por encima del objetivo de 2% de la Fed, situación que se repite al considerar las expectativas a tres y cinco años (2,9% y 2,2% respectivamente). Estos dos datos, considerados junto al hecho de que ambos se incrementaron durante el último mes, reflejan que, a pesar de estar esperando un descenso marcado desde los niveles actuales, los consumidores anticipan que la inflación tardará en volver a los niveles a los cuales estaban acostumbrados.