Los sesgos de inversión y su repercusión en la toma de decisiones
Publicado el 19 octubre 2021
En el mundo de las finanzas los componentes psicológicos, sociales y cognitivos cobran un papel preponderante e inciden en el momento de tomar una decisión.
Así como en el desarrollo de su vida las personas resuelven sus problemas basadas en procesos mentales que son automáticos, intuitivos y emocionales, lo mismo ocurre en el plano de las inversiones, donde estos sesgos están presentes y el no poder identificarlos puede devenir en la toma incorrecta de decisiones.
Los sesgos de inversión se definen como el conjunto de creencias inconscientes que influyen a las personas en el momento de administrar e invertir su dinero.
Esto ocurre, por ejemplo, cuando ante un contexto de crisis, de miedo o ansiedad, una persona decide basada en un afán por proteger su integridad y no de forma racional.
Para evitar estas situaciones, SURA Inversiones cuenta con un equipo altamente capacitado, que analiza día a día la situación de los mercados y sus tendencias para mantener una asesoría experta y acompañar a los clientes en el cumplimiento de sus sueños financieros.
Son múltiples los sesgos que se presentan en el proceso de inversión, de los cuales hay seis que se repiten con mayor frecuencia.
El sesgo de confianza e ilusión de control, es aquel que se exterioriza en los momentos en que la persona ve que sus inversiones presentan buenos resultados. En esos momentos la persona se llena de confianza y comienza a percibir que tiene el control sobre cómo se desarrollará el mercado y las finanzas a futuro.
En tanto, buscar las justificaciones que validen la decisión adoptada forma parte del sesgo de confirmación. En este caso los inversores tienden a sobrevalorar las informaciones que van en el mismo sentido de esa primera idea que se han formado.
En esta línea, el sesgo de anclaje hace referencia a la sobreimportancia que los inversores brindan a la primera información obtenida respecto al activo sobre el cual quieren invertir, pese a que esta pueda resultar errónea. Es importante detectar este sesgo y tenerlo en cuenta al momento de tomar decisiones para darle a esa información la relatividad que merece.
Por su parte, la falacia narrativa es otro de los sesgos más frecuentes y responde a aquellas narraciones sobre casos de éxito y fracasos que se van magnificando con determinadas características. Esto no permite analizar en profundidad cómo fue el verdadero proceso de inversión y al intentar replicarlo se puede incurrir en un error.
Asimismo, la aversión al riesgo, enmarcado en la teoría desarrollada por Daniel Kahneman y Amos Tversky, refiere a cómo las personas evalúan, en los distintos momentos, las ganancias o las pérdidas en materia financiera. Esta teoría se enfoca en la importancia que las personas le dan a las pérdidas frente a las ganancias. Es decir, a una persona le genera mayor infelicidad perder un determinado monto de dinero que la felicidad que le provoca ganarlo.
Por último, la mentalidad de rebaño (Herding Mentality) es el sesgo más difícil de evitar y se presenta cuando el inversor actúa de una forma determinada porque el mercado o agentes de mercado lo están haciendo así. De esta manera se homologa una acción sin tener pleno conocimiento de ella.
En base a estos sesgos, son cuatro los principales errores que llevan a las personas a tomar malas decisiones financieras. Uno de ellos es el autoengaño. Este responde al error de percepción que tienen las personas para consigo mismas, el mundo exterior, los agentes de mercado o los activos en los que se quiera invertir, que pueden generar una sub o sobre confianza e inducir a un error.
Por otra parte, las simplificaciones heurísticas es otro de los principales errores en que se puede incurrir. Estas refieren a la búsqueda de una solución superficial para entender una situación determinada. Es decir, a partir de una evaluación muy simple del contexto se llega a la obtención de una decisión lógica.
Las emociones por su lado, es otro error determinante de las malas decisiones y es prácticamente imposible dejarlo de lado. En esta línea, es interesante poder identificar cuáles son esas emociones que intervienen en el proceso para ser conscientes de ellas. Un claro ejemplo en el cual entran en juego las emociones es cuando el inversor detecta que una acción está bajando y frente al sentimiento de miedo que le genera esa situación, decide vender sin contar con el asesoramiento de un experto.
Por último, está la influencia social, que hace referencia al cúmulo de normas éticas y morales que nos pueden sesgar al momento de tomar una decisión. Un caso muy común es cuando frente a dos empresas en igualdad de condiciones, una local y una extranjera, la persona tiende a inclinarse por lo conocido o local, aun cuando la salud financiera o rentabilidad esperada sea mejor en el otro caso.
Tomando en cuenta todos los factores que inciden al momento de tomar decisiones, resulta clave contar con el asesoramiento de expertos en la materia a la hora de invertir. SURA Inversiones ofrece a sus clientes el respaldo de un equipo de amplia formación, preparado para considerar las mejores opciones financieras para cada perfil, haciendo que los resultados de cada inversión sean óptimos.