El 2024 cierra con buenas noticias para los mercados globales. Si bien a inicios de año, las expectativas se centraban en un crecimiento de 1.2% para EE. UU. y de 0.6% para Europa, la realidad es que se finalizará con una expansión cercana a 3% y a 1.2%, respectivamente. En esa misma línea, la mayoría de los índices mundiales, con excepción de algunos de Latinoamérica, culminará con retornos positivos.
Ante esto, los agentes ya elevaron sus pronósticos para 2025, esperando un crecimiento mayor a 2% para EE. UU. y a 1% para Europa, con lo cual el espacio para sorprenderse no es tan amplio, quedando la vara alta para el próximo año. Y aunque muchas de las dinámicas positivas seguirán, se está arrancando en un punto más retador para generar retornos, puesto que buena parte de las expectativas optimistas ya están incorporadas en los precios.
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Más allá de esto, existen factores claves que apuntalan el inicio de 2025 como la tendencia a la baja de la inflación, que ha permitido que la mayoría de los bancos centrales del mundo hayan comenzado a reducir sus tasas de interés; la internalización de los mercados del triunfo de Donald Trump; y la sorpresa que ha dado China de manifestar su voluntad de implementar estímulos relevantes, lo que podría generar un impacto positivo en los precios de los commodities y, por ende, en Latinoamérica, en particular para exportadores de cobre como Chile.