Durante los meses más álgidos de la pandemia, la renta fija internacional ha tenido movimientos dispares según la clase de activo a la cual queramos referirnos. La propuesta de este artículo estará basada en analizar la situación en que se encuentran actualmente, así como las proyecciones de las distintas aristas de la deuda global.
Los activos del tesoro estadounidense, instrumentos que tienden a subir de precio durante épocas de incertidumbre y volatilidad, fueron los grandes ganadores a lo largo de los meses donde la pandemia causó los mayores estragos en los mercados internacionales. A medida que la coyuntura internacional fue comenzando a mostrar atisbos de recuperación, estos activos fueron cediendo en términos de rentabilidad.
Hoy en día, nos enfrentamos a una situación de reactivación global de la economía que implican determinados desafíos para estos activos. En primer lugar, el enorme esfuerzo monetario y fiscal implementado por los principales bancos centrales a nivel global, están comenzando a generar presiones inflacionarias en las principales economías del mundo. Si bien este hecho está siendo monitoreado por las autoridades y se espera que sea un efecto transitorio, ya ha generado una importante presión al alza en las tasas de las referencias de mediano y largo plazo. Este empinamiento de la curva de rendimientos estuvo también alimentado por las referencias de corto plazo, que, a diferencia de sus pares de mayor vencimiento, se han movido en sentido opuesto. Este fenómeno se explica por la cautela de los inversionistas sobre que podrá suceder con las tasas más largas, invirtiendo a menores plazos con el fin de esperar mayor claridad.
Lo que podemos esperar sobre esta clase de activos va muy relacionado con diversos factores que guardan cierta relación ente sí. En primer lugar, la continuidad de la reactivación económica a nivel global, así como la eficiencia de los planes de vacunación, son cruciales para la evolución de los papeles del tesoro americano. Por otra parte, debemos también monitorear de cerca la evolución de los índices inflacionarios, así como también las posibles novedades por parte de la Reserva Federal en lo que refiere al ritmo de implementación de la política fiscal.
Con respecto a la deuda corporativa, debemos dividir el correspondiente análisis en tres grandes categorías, la de grado inversor o “investment grade”, la de alto rendimiento o especulativa conocida como “high yield” y por último la deuda proveniente de países emergentes.
Comenzando el análisis por la deuda de alto rendimiento, la misma se encuentra en mínimos históricos tanto en rentabilidad como en diferencial de tasas frente a las referencias libres de riesgo. Dada la importante secuencia de estímulos fiscales y monetarios, esta clase de activos se convirtió en una de las más encarecidas durante los últimos meses. La significativa liquidez que encontramos en los mercados además de las tasas de referencia en niveles mínimos, generaron un flujo de entrada muy positivo.
Por otra parte, los estímulos mencionados anteriormente han facilitado la capacidad de financiamiento, lo que implica una mejora en la capacidad de estas compañías en hacer frente a sus obligaciones. Dado esto, se espera que estos instrumentos se mantengan estables durante este ejercicio, pudiendo capturar el devengamiento de los cupones generados.
En referencia a la deuda de países emergentes, cabe destacar que haremos hincapié en ellos que no hayan sido denominados en moneda local, sino en lo que se conoce como “monedas duras” como por ejemplo el dólar estadounidense.
Dadas las dificultades que enfrentan varias regiones emergentes, estos papeles han sido duramente castigados durante los primeros meses del año. Los contratiempos surgieron dadas las dificultades para hacer frente a la situación coyuntural actual, así como a tensas situaciones geopolíticas. De todos modos, durante los últimos dos meses, el mercado ha estado originando ingresos de capitales a esta clase de activos y de esta manera recuperando el terreno perdido.
Por último, nos enfrentamos hacia las categorías de grado inversor. Estos instrumentos gozan de menor volatilidad que sus pares y, por ende, un menor retorno esperado en el tiempo. Si bien estos activos son sumamente requeridos cuando se busca una baja volatilidad, en estos días, podríamos estar dejando por el camino un porcentaje de rentabilidad al elegirlos. Esto no significa que esperamos una contracción en los precios, sino que dado lo explicado a lo largo del texto, existirían en estos momentos otros activos dentro de renta fija con mayor potencial de retorno.